Amores que hacen daño: la codependencia amorosa

¿Crees que vives en una relación de codependencia? ¿ o conoces a alguien que viva así? La codependencia amorosa o afecto excesivo consiste en un apego exagerado, una obsesión desmedida por el ser amado.

Se manifiesta en la necesidad amorosa constante, la idealización distorsionada de la pareja, la mutua demanda incesante, la urgencia de completarse en el otro, en vez de complementarse con la relación. Y se caracteriza por un alto nivel pasional y una sexualidad compulsiva, sin que importe la calidad de la misma. Tiene características semejantes a cualquier otra compulsión y también con la obsesión; porque la primera (la compulsión) obedece al comportamiento y la segunda (la obsesión) al pensamiento recurrente

El amor dependiente, no es acto de cariño y respeto sino que está basado en el miedo a perder al ser amado y por tanto sufrir la soledad y el abandono.

Hay incluso quienes llegan a despersonalizarse para conservar a su pareja y llegan a asumir cierto tipo de obediencia no cuestionada, la adhesión a sus normas y principios y la subordinación en un modelo de dominio-sumisión. ¿Pero, cómo podemos manejarlo?

Salir de esta relación de co-dependencia es mucho más difícil de lo que parece, quizá mi primer consejo es que si nos encontramos en una situación de este tipo hay que buscar apoyo profesional. Mientras tanto, comparto algunas explicaciones basadas desde la evidencia clínica, que podrán esclarecer el camino y dar una guía aproximada:

Carencias afectivas tempranas: El deseo de estar unido permanentemente genera mucha zozobra y da paso a la inmensa ansiedad ante la ausencia del ser amado. La presencia del otro, “bálsamo adictivo”, da una sensación temporal de plenitud existencial.

  • Creencias románticas sobre el amor “Tu y yo somos uno mismo”. La sensación de haber encontrado al “amor perfecto” y el miedo a perderlo, guían la conducta de la persona. Y todo lo tenemos que hacer juntos. Pareciera que la madurez emocional se considera indiferencia, falta de sensibilidad o poco interés por la pareja.
  • Condicionamientos sociales que nos hacen poner de lado nuestra vida personal y depender de alguien. En general a las mujeres, más que a los hombres, se les educa para ser satélites de los deseos ajenos.
  • Desigualdades: cuando alguien tiene menos poder (físico, económico, social: generalmente las mujeres) le cuenta mucho más salir de la relación porque pone en riesgo su integridad física, emocional, económica, etc. En la migración, la persona que se encuentra en el país de acogida puede correr el riesgo de desarrollar una codependencia en la relación que, con el tiempo prolongado puede ser patológico.

Finalmente, la codependencia no solo impide la comunicación y el disfrute mutuo, sino que termina minando la libertad e igualdad para dar entrada a la posesión, los celos, la asfixia, el empobrecimiento mutuo y en muchos casos la violencia.

El amor genuino, promueve el afecto sin la opresión, pone distancia ante lo enfermizo y perjudicial y vuelve a acercarse con mesura y ternura cuando el contacto es oportuno y constructivo. Esta manera de actuar no es egoísta: es parámetro del sano amor propio y del auténtico interés en la relación.

Si deseas profundizar y trabajar de manera personal en los puntos señalados anteriormente, puedes consultar con algún especialista de nuestro Espacio Internacional de Psicoterapia, Psicología y Orientación. La psicóloga María Teresa González Osorio aborda temas de este tipo con un enfoque de género y con perspectiva migratoria.

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