¿Por qué es importante saber gestionar las emociones?

Saber manejar nuestras propias emociones es un signo de madurez y responsabilidad. Desde esta actitud, no se culpa ni se responsabiliza a los demás por lo que sentimos. Parece difícil en una sociedad que nos ha enseñado a victimizarnos y a culpar a otros y a nosotros mismos(as).

¿Cuál es la importancia de potenciar la gestión emocional en uno mismo?

Estos son los aspectos del día a día en los que haber desarrollado buenas habilidades de gestión emocional marca la diferencia.

1. Nos ayuda a evitar conflictos innecesarios

Con la capacidad de gestionar bien nuestro lado emocional, llega también la pericia detectando las situaciones en las que si no vamos con cuidado podemos terminar enzarzándonos en una lucha de egos que tan sólo nos hará perder y que no lleva a nada.

2. Nos predispone a no desviarnos de nuestros proyectos

Saber gestionar bien nuestras emociones implica no ceder a los impulsos fácilmente, con lo cual es más probable que se nos dé bien priorizar las metas a largo plazo ante aquellas menos importantes pero que suponen una tentación a corto plazo.

3. Hace posible transformar la frustración en cambios de estrategias

Muchas personas se frustran y simplemente “tiran la toalla” (modismo de México), adoptando una perspectiva pesimista acerca de lo que uno puede hacer. Sin embargo, si logramos gestionar bien las emociones, esos sentimientos de frustración o incluso decepción y tristeza pueden ser motores de auto-superación, aprovechándolos para adoptar otra perspectiva desde la que seguir avanzando a través de estrategias y prioridades diferentes.

4. Hace que las relaciones sean más fluidas

Una buena gestión de las emociones se plasma también en nuestra manera de relacionarnos con los demás en el día a día, y sobre todo, en nuestro lenguaje no verbal. Nos vuelve más espontáneos, dado que no sentimos que tenemos que adoptar estrategias “artificiales” para dar una imagen que pueda llevarnos a ser aceptados.

5. Nos ayuda a comprender a los demás

No todo tiene que ver con la introspección centrada en uno mismo; la gestión de las emociones también nos lo pone más fácil para reconocer estados emocionales en los demás y actuar en consecuencia, lo cual hace posible tanto empatizar más y mejor como llegar a nuevos puntos de encuentro.

6. Hace posible la auto-motivación

Sin capacidad de gestión de las emociones, no existe posibilidad de motivarse a uno mismo. Y esto último es clave, sobre todo en el inicio de un proceso en el que queremos adoptar un nuevo hábito o estamos encarando un nuevo proyecto.

7. Permite desarrollar dotes de liderazgo

Todas la aptitudes que hemos visto anteriormente tienen que ver, en mayor o menor medida, con las habilidades de liderazgo. Cabe tener en cuenta que estas no importan solo si en nuestro trabajo tenemos un cargo asociado a la supervisión de equipos: podemos ser líderes en muchos otros contextos informales: el deporte, la comunicación, las dinámicas familiares, etc.

Si crees que necesitas apoyo para aprender a gestionar tus emociones, acércate a nosotros. Nadie nace sabiendo, y esta habilidad se puede aprender.

Referencias bibliográficas:

Salmurri, F. (2015). Razón y emoción: recursos para aprender y enseñar a pensar. Barcelona: RBA

Vallès, A., y Vallès, C. (2000): Inteligencia emocional: Aplicaciones educativas. Madrid, Editorial EOS.

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