El estrés migratorio (Síndrome de Ulises) ¿Qué hacer?

Por María Teresa González Osorio (Psicóloga & Coach).

¿Quién era Ulises? ¿Y por qué lleva su nombre un síndrome relacionado al estrés migratorio?

Ulises se debe al nombre del héroe en la mitología griega, protagonista de la Odisea; esta obra de Homero (siglo VIII a.C), narra el viaje de Ulises de regreso a Ítaca, perseguido por algunos dioses y ayudado por otros. Ulises viaja, huye, se esconde para evitar ser asesinado, elude trampas, se disfraza de mendigo. Durante su viaje, sufre una serie de visicitudes. Podríamos decir que Ulises es una excelente metáfora del migrante del siglo XXI que, vive en situaciones extremas.

Justamente el estrés migratorio hace referencia a las adversidades y peligros como los padeció el héroe griego.
Para el psiquiátra J.Achotegui, los síntomas de Ulises son los síntomas psicológicos que padecen los inmigrantes que viven en situaciones difíciles. Estos síntomas son la respuesta, el intento de adaptación del inmigrante ante los estresores que padece. En la psicología se define como “estresor” a todo estímulo que es suscpetible de generar estrés. Pero ¿qué es el estrés? A grosso modo es un “desequilibrio sustancial entre las demandas ambientales y la capacidad de respuesta del organismo” McGrath (1970).
Podemos decir también que el estrés es una respuesta psicofisiológica que sirve como mecanismo de ajuste entre la presión que ejerce un determinado estresor y la respuesta definitiva que ofrece la persona.
 
Estrés

¿Es el estrés perjudicial? No siempre lo es. Hay que diferenciar entre el estrés y distrés. El primero nos apoya a huir ante una situación de peligro o a enfrentar un problema. El segundo (distrés), nos obstaculiza, nos impide funcionar sanamente como individuos, incluye factores como ansiedad, depresión, problemas de sueño, problemas de alimentación (comer en exceso o inapetencia) pérdida de confianza, deterioro de nuestra autoestima, entre otros.

En el estrés migratorio se han encontrado situaciones específicas:

La soledad forzada: no poder estar con la familia; el fracaso del proyecto migratorio: no lograr las expectativas planteadas; ausencia de oportunidades: estar fuera del mercado laboral o hacerlo en condiciones de explotación o desventaja; lucha por la supervivencia: dónde vivir, alimentación, etc.; miedo o terror: sentirse amenazado, malos tratos, abusos, sentirse en estado de indefensión.
Estas situaciones repercuten en nuestro estado físico, mental y emocional.
¿Qué podemos hacer? Hay varias puertas que podemos abrir en beneficio nuestro, aquí comparto sólo algunas:
  • Tener una red de apoyo social: está comprobado que pertenecer a un grupo donde se comparten intereses semejantes y apoyo mutuo, disminuye el estrés migratorio.
  • Mantenerse activo(a): realizar alguna actividad de nuestro agrado que nos apoye a satisfacer nuestra realización personal.
  • Apoyar a otros: el sentimiento se sentirse últil y la creencia de que tenemos algo valioso que aportar a los demás, puede ayudar no sólo a mitigar el estrés sino a reforzar nuestra confianza y autoestima.
  • Hacer ejercicio regularmente: cualquiera que sea, ayudará a liberar las hormonas que apoyan a mitigar el estrés y la tensión, como la oxitocina, esta hormona al mismo tiempo aumenta los niveles de bienestar emocional.
  • Buscar apoyo profesional: busca en tu localidad, programas estatales, asociaciones o profesionales de la salud que ofrecen apoyo psicológico.
No estás solo(a); esta experiencia migratoria es también una riqueza intercultural que, si la usas a tu favor, podrás ser un Ulises de tu propia historia saliendo vencedor de la odisea de la migración o bien, la Artemisa que, en la mitología griega es el arquetipo de la mujer que busca sus propias metas y de los instrumentos necesarios para lograrlos. Así, la Odisea tiene mucho en común con nosotros los/las migrantes.
 
Si deseas esta lectura en alemán, la puedes encontrar en la Revista Ojalá (Revista de la diáspora latina)
 

 

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