Por María Teresa González Osorio

De la culpa a la responsabilidad, fue el tema en el que diversos especialistas con distintos enfoques compartimos en el programa de TV, del canal ONCE (México).

La culpa tiene dos caras: la sana y la tóxica, la primera nos ayuda a darnos cuenta de que hicimos algo “malo” o mejor dicho inadecuado o bien, omitimos hacer algo que debíamos hacer, y que tuvo consecuencias negativas  para nosotros mismos o/y para otros, esta culpa puede llamarse remordimiento y su presencia nos avisa que no actuamos conforme a nuestros principios o de acuerdo a lo que el grupo esperaba de nosotros. En esta situación podemos pedir perdón, disculparnos, decir desde el corazón: “Lo siento” y el compromiso de no volver a cometer la misma acción u omisón.

La culpa tóxica, por el contrario, impide nuestro crecimiento porque dentro de nosotros mismos existe una continua y silenciosa tortura. Un reproche constante hacia nosotros. No nos perdonamos por lo que hemos hecho. ¿Ayuda eso? Desde luego que no, por eso reconocer qué tipo de culpa experimentamos es un gran paso para la libertad interior y para asumir la responsabilidad por nuestros actos.