La Vida, nuestra Maestra (El arte de crecer con las experiencias)

Por María Teresa González Osorio

En más de una ocasión nos hemos enfrentado a situaciones difíciles o dolorosas. A veces nos resistimos a las lecciones que la Vida nos ofrece por temor a que las cosas empeoren, por temor a la pérdida, o por miedo a mostrar nuestra vulnerabilidad. La historia de Mariana puede ser un claro ejemplo de las enseñanzas que encierran las experiencias.

Mariana había sufrido un accidente que le dejó inmovilizada la pierna izquierda por dos meses, teniendo que usar silla de ruedas, después de un tiempo recuperó la movilidad. Para ella fue un aprendizaje invaluable pues había aprendido a reconocer sus propios límites, a permitirse el descanso y a saber decir “No” cuando se sentía abrumada con tantos quehaceres. Un mes después sufrió otra caída que le lesionó el tobillo derecho. Lo primero que hizo ella fue regañarse y reprocharse como un juez severo diciéndose frases como “No aprendiste la lección?” ,“Eres tonta”, y una serie de invalidaciones hacia ella misma. Después de experimentar su enojo y su tristeza, escuchó como si una voz amorosa le comprendiera sin juzgarla. Como si una parte de ella misma sintiera indulgencia y comprendió que lo que también necesitaba aprender era la compasión hacia ella misma.
Mariana pudo así ampliar su perspectiva obteniendo un autoconocimiento: ser menos severa con ella misma y más compasiva.
Lo maravilloso de este Arte es que se va convirtiendo en un estilo de vida, entonces podemos ser capaces de agradecer las experiencias porque detrás de ellas se esconden los regalos que serían nuestras cualidades a desarrollar tales como: paciencia, tolerancia, compasión, humildad, comprensión, apertura, flexibilidad, gratitud, la lista puede ser larga.

Si tropezamos de nuevo y con la misma piedra, la pregunta que nos podemos hacer es: ¿Qué necesito aprender de ésto? ¿Cuál es la lección?
La Vida siempre nos sorprende por ello necesitamos estar atentos y mantener los ojos abiertos; y este camino que se abre ante nosotros es una oportunidad para enriquecernos interiormente.
Así, la Vida se convierte todos los días en una apreciada maestra, apoyándonos a nuestro propio desarrollo. Afuera puede haber tormenta o huracanes lo importante es saber que dentro de nosotros hay la posibilidad de que brille nuestro propio sol para seguir alumbrándonos en esta senda donde todos caminamos.