La pierna izquierda

Ahora que estoy viviendo en estos días con muletas y sillas de rueda, tomo nuevamente consciencia de cuán valioso es mi cuerpo y cada una de sus partes y órganos.

Mi pierna izquierda está inmovilizada -debido a una caída- y recuerdo aquella frase: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”. Todo lo que hacía de una manera natural e inconsciente se ha convertido en estos días en complicadas tareas de ejecutar.

Mientras escribo estas líneas, veo por la ventana a un hombre que corre, una pareja de enamorados caminando alegremente y a mi esposo y a mis hijos que se pierden a lo lejos en sus bicicletas dando un paseo. Y yo que me funciona todo excepto esta pierna que punza  me hace ser testigo de mis propios sentimientos.