¿Es posible ser feliz en tiempo de crisis?

Por María Teresa González Osorio

Quiero ser feliz, pero no seré feliz

hasta que te haga feliz también a tí”

Canción.

¿Qué es la felicidad? Los seres humanos intentamos explicar este concepto tan abstracto para entender parte de nuestra existencia. Lo cierto es que hay tantas felicidades como personas somos capaces de pensarla. Cada quien tiene sus propios parámetros de lo que es la felicidad.

Desde hace una década ha habido varias investigaciones sobre lo que han llamado la ciencia de la felicidad, estudiándose desde el aspecto psicológico, psiquiátrico, filosófico y hasta económico. Cada una de estas disciplinas se plantea : ¿Es posible ser feliz en estos tiempos? ¿Por dónde empezar? Algunos investigadores plantean que debiéramos empezar por un cambio de actitud frente a la vida “similar al que debe hacer alguien que ha sobrevivido a un ataque al corazón”. Segundo, fijándose en los siete elementos identificados por los economistas que se han especializado en este tema. Los siete son: el dinero, la calidad del trabajo, la salud, relaciones familiares, amistades, valores personales y libertad individual. Ignacio de la Torre, profesor de una escuela de negocios, ha propuesto que, nos detengamos a hacer una “reflexión personal sobre cuáles realmente deberían de ser las prioridades en la vida. La gente se obsesiona con solo uno de los factores, el dinero”.

De la Torre continúa diciendo: “Los tiempos de crisis permiten arrojar valor sobre los seis [elementos] que dan felicidad y que no es el dinero. Si uno está desempleado, si a uno le cuesta dar de comer a su familia, si se ha roto lo básico, pues, difícilmente va a ver la situación así. Pero hay una parte positiva de la crisis, y es que ofrece una oportunidad para ver qué realmente es importante en la vida”. Y yo agregaría que, a partir de las crisis podemos ser más conscientes y tomar el control de nuestra propia vida.

Desde mi punto de vista, necesitamos más que nunca hacer cambios de paradigmas, de creencias, de actitudes y de hábitos. No para crear una falsa ilusión de optimismo ni para ofrecer una frívola manera de hacer más llevaderos los difíciles tiempos que estamos viviendo. Sino ante todo porque estos cambios repercutirán en una humanidad más armoniosa. Si bien es cierto la felicidad no viene de afuera sino que tenemos que generarla en nuestro interior, también lo es que la felicidad necesita ser compartida, multiplicada. La felicidad es una actitud individual pero también universal. La felicidad no debe ser pasiva sino que debe repercutir en acciones de bienestar colectivo.

No esperemos que el cambio llegue mientras nos pasamos las horas frente al televisor. El cambio lo tenemos que generar la sociedad en su conjunto. Tú, yo, nosotros, de adentro hacia afuera y viceversa.

Ser feliz es un compromiso ante la Vida y con la Vida misma.

 

Algunos dirán que cambiar los hábitos mentales y ser positivo es muy difícil y quizás imposible para ser feliz en estos tiempos, pero creo que intentarlo hoy es más necesario que nunca.