¿Cómo enfrentar las crisis?

 
   

Hablar de crisis no es fácil, y proporcionar una idea sobre cómo enfrentarlas tampoco lo es. Voy a intentar brindarles algunos puntos que espero les sirvan en su vida cotidiana. De más está decir que no es una solución mágica, pero creo puede servirles.

Uno de los primeros puntos que quiero aclarar es la idea de que las crisis son algo así como una maldición que a veces, nadie sabe por qué, “caen” sobre nosotros. Pareciera que llegaran silenciosamente y en el momento menos esperado. Cuando todo parece marchar sobre ruedas aparecen, listas para quedarse.
Quizás el problema radica en que la palabra crisis está desvirtuada y ha llegado a perder la otra cara de su significado: la oportunidad.

Claro que es totalmente normal que las crisis sean vividas como algo doloroso, como algo que es mejor evitar, algo totalmente negativo. Y esto es así por que, en realidad, las crisis tienen un poco de todo esto. Cada vez que nos encontramos inmersos en una crisis personal, familiar o social; abundan en nosotros sentimientos de incertidumbre, desazón, negativismo, falta de fuerzas… No podemos ver las cosas con claridad, las soluciones parecen cada vez más lejanas. Estamos desorientados, deprimidos, agotados; y no logramos ver la salida.

Es verdad que las crisis tienen un aspecto negativo. Pero además de ello tienen un aspecto positivo; y éste es el que, afortunadamente, nos beneficia.

Según los teóricos las crisis tienen un período de corta duración. Esta corta duración nos lleva a aprender (por decirlo de alguna manera) que luego de un tiempo todo pasa. Y en realidad esto es así, si “soportamos” este período pronto “las aguas se calman”. El problema radica en que por más que las aguas se calmen, si la crisis no es resuelta “la tormenta sigue allí”. Por ello siempre lo más beneficioso será enfrentarlas, a pesar del dolor que nos cause, y aunque la tentación sea dejarlas pasar.

Entonces la gran pregunta es: ¿Qué hacemos para enfrentarlas?. Y me animo a agregar: ¿Qué hacemos para aprovecharlas?, por que si las crisis son también una oportunidad podemos sacar provecho de ellas.

Lo primero que debemos hacer es tranquilizarnos. Por lo general al entrar en una crisis, nos desesperamos y pensamos que no hay salida. Toda crisis provoca una desestructuración de lo anterior, las cosas que veníamos haciendo ya no funcionan y esto provoca desconcierto. Estamos en un torbellino en donde nada es claro, las ideas se mezclan en nuestra cabeza y ya no sabemos qué es mejor o peor.
En momentos así, debemos tranquilizarnos y darnos tiempo, ya que por más que nos esforcemos en pensar cómo salir de esta situación lo más probable es que no lleguemos a ningún lado. Las crisis son un proceso que lleva su tiempo, no podemos adelantar ese tiempo, por ello conservar la calma es lo mejor.

Una vez que podamos tomarnos las cosas con más tranquilidad podremos realizar el paso siguiente. Éste consiste en dividir los tiempos. Es decir, diferenciar los momentos que son para trabajar, para ir a clases, para manejar, etc. de otros que serán para investigar posibles soluciones. La idea básica de esto es que nuestros pensamientos no nos interrumpan en nuestras otras actividades. En estos casos es muy provechoso destinar alguna hora del día para pensar. Así, elegiremos una hora y “sólo” en ese momento pensaremos. Podemos escribir en una hoja nuestros pensamientos, para que de esa manera “queden allí” hasta el día siguiente. Cada día tendremos anotaciones diferentes y al cabo de algunos días o semanas nuestros pensamientos se irán clarificando, podremos ver las cosas desde otro lugar. Y lo más importante: podremos comenzar a pensar en algunas soluciones.

El tercer paso es quizás el más difícil, éste implica comenzar la acción. Cuando podamos tener más claridad sobre lo que nos pasa podremos, recién ahí, tomar decisiones y llevarlas a la acción.
Debo advertirles que muchas veces, nos quedamos anclados en el segundo paso: sabemos qué nos pasa y qué tenemos que hacer; pero sin embargo no hacemos nada. Llevar a cabo las acciones adecuadas es la puerta de entrada a la resolución de la crisis. Sin la acción los conflictos volverán.

La situación es diferente cuando la crisis es en el ámbito familiar. En estos casos se necesita la acción conjunta de todos los miembros de la familia. Lo más provechoso en estos casos es dialogar sobre lo que le sucede a cada uno. Cada uno debe expresar sus sentimientos, sus pensamientos; dialogar sobre lo que necesita y lo que desea. Así, los demás podrán entender la situación poniéndose en el lugar de los otros.
Para resolver este tipo de crisis es importante que cada miembro de la familia “ponga” lo mejor de sí. Habrá que ceder en algunas cuestiones, hacer acuerdos nuevos, modificar algunas reglas, etc.
Muchas crisis familiares surgen por que las viejas formas de relacionarnos ya no funcionan, por ello hay que crear nuevos pactos, nuevos acuerdos; en donde todos se comprometan a dar lo mejor de sí y a llevar a cabo lo que les corresponda.

No quiero finalizar sin antes mencionar el tema de las crisis sociales. Éstas son quizás las más complicadas por que requieren de un esfuerzo conjunto de muchas personas, pero para ellas también tenemos algunas armas.
Lo primero que debemos hacer es no caer en la desesperación. Puede resultar difícil dado que ante una crisis social casi todas las personas responden negativamente. Pero lo importante es saber que “siempre” podemos hacer algo. No dar la batalla por perdida es la gran posibilidad que tenemos a nuestro alcance.
En estos casos se requiere ser creativos para encontrar nuevas respuestas a los problemas. No es fácil y lo entiendo, pero les aseguro que no es imposible. Mantenernos activos es una buena manera de hacerle frente a este tipo de crisis.

Algo más para tener en cuenta es no dejar de realizar proyectos para el mañana. Si bien el hoy no es nada seguro, el mañana no debe dejarse librado al azar. Proyectar en el mañana nos ayudará a luchar hoy.
En estos casos también es importante dividir los tiempos, si dejamos que la crisis invada todos nuestros espacios, no podremos disfrutar de lo que tenemos: nuestra pareja, nuestros padres, nuestros hijos… Reservemos algunos lugares para la diversión, para la risa, para el disfrute; aunque más no sea charlar con amigos, cenar con nuestra familia sin hablar de los problemas, salir a dar un paseo, ver una película, etc.

Bien, nos queda por tocar una última cuestión, y quizás ésta sea la más importante: aprovechar las crisis.
Como dije anteriormente, cada crisis sobreviene porque lo anterior ya no funciona, sea en el ámbito personal, familiar o social. Las crisis aparecen porque debemos aprender cosas nuevas, incorporar nuevos aprendizajes.
Cuando una crisis es resuelta de una manera adecuada nos deja una herramienta para enfrentar nuevas situaciones. Cada crisis también es una oportunidad.

Vivimos pasando por crisis. Las crisis son necesarias para crecer, para evolucionar, para desarrollarnos. Cada crisis deja un aprendizaje nuevo que no puede aprenderse de otra manera. Cada crisis es un escalón que subimos hacia un mayor bienestar.
Por eso, cuando estemos pasando por una crisis (o aún cuando ya la hayamos pasado) observemos detenidamente “qué es” (o “qué fue”) lo positivo de ella.

Si pensamos en las crisis como una oportunidad, habremos obtenido la mejor herramienta para enfrentarlas.

2 thoughts on “¿Cómo enfrentar las crisis?

  1. Me parecio un buen articulo.
    Sobre todo en estos momentos donde todo es crisis.
    Crisis economicas, crisis sociales, crisis familiares.

  2. Pingback: meneame.net

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